Arabia Saudí, un enorme desierto en el corazón de la Península Arábiga, enfrenta un desafío único: proporcionar agua potable a casi 40 millones de habitantes en un entorno prácticamente carente de ríos, lagos y lluvias abundantes. Sin embargo, este país ha sabido aprovechar su mayor recurso natural, el petróleo, para transformar la aridez en prosperidad hídrica.
A pesar de ser uno de los desiertos más vastos del planeta, Arabia Saudí ha logrado abastecer a su población gracias a una impresionante infraestructura de desalinización. Con más de 32 plantas en funcionamiento y otras seis en construcción, el reino se ha convertido en el mayor productor mundial de agua desalinizada, procesando 9,7 millones de metros cúbicos diarios, lo que representa el 22% del agua desalinizada a nivel global.
En este contexto, el petróleo, un recurso abundante en la región, se convierte en la clave energética detrás de esta operación. Aproximadamente el 25% de la producción nacional de petróleo y gas se destina a la desalinización y a la generación de energía. Además, se estima que, para 2030, una porción aún mayor del petróleo y gas se empleará exclusivamente para satisfacer la creciente demanda de agua.
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Alternativas y futuros proyectos de Arabia Saudí
Pero esta nación no se conforma con depender únicamente del petróleo para su suministro hídrico. El país ha apostado por soluciones más sostenibles, como la desalinización solar. Recientemente, Abengoa y su socio Fisia Italiampianti inauguraron una planta desalinizadora de ósmosis inversa en el complejo Shuaibah, que utiliza energía solar para el proceso de purificación del agua. Esta planta, la más grande construida por Abengoa, tiene una capacidad de 250.000 metros cúbicos diarios.
Además, Arabia Saudí aprovecha de forma estratégica sus recursos hídricos renovables, como los acuíferos aluviales y el agua superficial procedente de las escasas lluvias. Estos recursos, concentrados principalmente en el oeste y suroeste del país, complementan la producción de las desalinizadoras, diversificando el suministro y promoviendo la sostenibilidad.
El ingenio y la determinación de Arabia Saudí han transformado un entorno desértico en un oasis de suministro hídrico. Al combinar la tecnología de desalinización, el uso del petróleo y la valoración de los recursos renovables, el reino ha logrado satisfacer las necesidades de una población en constante crecimiento