Aún no supera los 150 días en el poder en Argentina y ya el gobierno de Javier Milei ha sido diana de significativas protestas públicas. Las más recientes, ocurrida en la jornada de este martes, 23 de abril, fueron protagonizada por los estudiantes universitarios de la nación. Y, de acuerdo con varios analistas internacionales, pueden considerarse entre las más multitudinarias desde que el presidente asumiera el cargo, en diciembre de 2023.
Cerca de 150 mil personas se reunieron desde la plaza de Mayo hasta la Casa Rosada, en la capital de Argentina, para abogar por la educación universitaria pública. En tanto, existió un marcado apoyo en una decena de ciudades. Por solo citar dos ejemplos, se cuantifica que en Córdoba marcharon unos 50 mil estudiantes, mientras que en Mendoza, cerca de 20 mil.
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Las voces detrás de las protestas en Argentina
La política asumida por Milei desde su toma de cargo ha sido la de limitar la participación del Estado en actividades públicas de todos los sectores. La “motosierra” aplicada en su búsqueda de un “equilibrio fiscal” ha venido a tocar fibras vitales del entramado social argentino. Los recortes de presupuesto han afectado servicios como los comedores populares, se han acrecentado los despidos y ahora, por último, se pone en peligro la estabilidad de la educación superior pública en Argentina.
Con la nueva visión del presidente Milei se han visto afectadas las 36 universidades nacionales. En estas, la falta de recursos y apoyo del gobierno comprometen el pago a los docentes y las actividades de investigación. De ahí que esta realidad golpea diariamente no solo a los estudiantes, sino al profesorado, que también se volcó a las calles.
Así mismo, ciudadanos autoconvocados, líderes sindicalistas, políticos de oposición y organizaciones sociales se sumaron a las movilizaciones. Incluso el Premio Nobel de la Paz, Adolfo Pérez Esquivel, deseó “muchas fuerzas” a los universitarios. “Defendemos la universidad pública, libre y gratuita, que es una gran conquista de nuestro pueblo a la que no vamos a renunciar”, dijo el intelectual. Sin embargo fue precisamente este respaldo de dirigentes sociales y políticos los que hicieron que el presidente Milei desestimara las protestas al considerarlas de corte político.