A finales de julio el primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, recibió una ovación de pie del Congreso de Estados Unidos. Con una intervención de poco más de 50 minutos, el político se mostró seguro de sí mismo y, sobre todo, dispuesto a continuar su operación en Palestina.
El reciente fallecimiento de Ismail Haniyeh, dirigente político de Hamas, conmocionó a la organización y a todo oriente medio. Haniyeh, de 62 años, había emergido como uno de los líderes más visibles del grupo durante la «reciente» confrontación con Israel. Este suceso, además, fue considerado como un triunfo de Netanyahu.
Ahora, en un discurso durante una reunión del Gobierno, el premier aseguró que su país «está preparado para cualquier amenaza, tanto en la defensa como en el ataque». Además, calificó de «muy difíciles» las negociaciones con Hamás sobre la liberación de los rehenes retenidos en la Franja de Gaza.
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Israel y Palestina: Un alto al fuego cada vez más lejos
«Quiero subrayar que estamos manteniendo negociaciones, no dando concesiones. Hay cosas con las que podemos ser flexibles y otras con las que no podemos serlo, e insistimos en ellas. Sabemos distinguir bien estas dos categorías», aseveró Netanyahu.
Al decir de RT, Hamás exigió «un alto el fuego completo», «una retirada completa» de las tropas israelíes desde el enclave, «un retorno normal de los desplazados y un acuerdo de intercambio» de presos sin restricciones, agregó una de las fuentes. En este escenario, todo indica que las negociaciones están en un «punto muerto». Con lo cual, no habrá fin ante la destrucción y las pérdidas de vida que ha dejado este conflicto.
De igual modo, Estados Unidos, actor clave de este conflicto ha logrado poco o nada en sus intentos de presionar a Netanyahu para conseguir un alto al fuego.