Convertirse en uno de los hombres más ricos del planeta a base de inteligencia pura otorga sin dudas la potestad para aconsejar a las nuevas generaciones sobre las claves del éxito. Y esta es una tarea que el cofundador de Microsoft, Bill Gates se toma muy en serio. Resulta usual para el magnate remarcar en sus entrevistas la importancia de ciertas habilidades vitales para hacer prosperar cualquier proyecto.
En primer lugar, el empresario es un ferviente defensor de la educación, no solo la que proporcionan los estudios formales, sino toda aquella que un individuo sea capaz de asimilar de forma autodidacta. En diversas oportunidades el autor de The Road Ahead, ha significado la importancia de invertir en una educación global, que además aporte herramientas para navegar la cambiante economía y el competitivo entorno laboral.
Te puede interesar: ALERTA: Intensas olas de frío azotarán próximamente a Estados Unidos
Por otro lado, aunque no demerita el rol del talento innato, Bill Gates apuesta por la concentración. Según el billonario, es este el elemento que permite a las personas obtener lo que quieren en la vida. Gates ha dicho que centrarse en un solo apasionante objetivo durante mucho tiempo es parte crucial de alcanzarlo. “Puedes lograr un progreso sorprendente si estableces una meta clara y encuentras una medida que impulse el progreso hacia esa meta”.
Bill Gates: los tips para una vida exitosa
Igualmente el empresario ha compartido algunos de los tips que en su experiencia, resultan invaluables para triunfar en cualquier entorno. Quizá los principales de estos sean ser receptivo ante las críticas y no tener miedo a fallar. Bill Gates ha dicho que el primer paso para aprender algo nuevo es aceptar lo que no sabes. De ahí que rodearse de personas con diferentes perspectivas de las cuales aprender es parte importante de crecer y mejorar el desempeño.
El billonario también apela a un sano balance entre optimismo y pesimismo a la hora emprender cualquier proyecto nuevo. De acuerdo con varios especialistas, el magnate es un ejemplo claro de lo que es un “optimista racional”. En su larga trayectoria el ahora filántropo ha sabido manejar la decepción y el pesimismo asociado a contratiempos a corto plazo. Mientras, su confinaza y positivismo le han hecho enfocarse en metas que, a la larga, han rendido un inimaginable éxito.