Este 14 de febrero celebramos el día de los enamorados o San Valentín. Una de las pocas fechas que logran unificar naciones, tradiciones y culturas. Pero ¿conoces el por qué?
Para empezar hay que aclarar que esta celebración tiene un origen cristiano. De ahí su largo alcance, pues esta religión es la que cuenta con mayor número de creyentes alrededor del mundo.
Se instauró en homenaje al sacerdote romano Valentín. Este cura enfrentó el edicto del emperador Claudio contra el matrimonio de los soldados. Valentín casaba a los soldados y sus prometidas en secreto, muchas veces incluso, en las cárceles. Ello, hasta que fue apresado, torturado y más tarde asesinado por las autoridades.
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Otras miradas a la celebración de San Valentín
Pese a que esta es la historia más extendida, existen también otras teorías y mitos. Eso sí, todas tienen al amor como eje central.
Una de las teorías más interesantes es que la vida y muerte de este sacerdote fue la excusa perfecta para borrar de la memoria prácticas paganas. Sí, porque antes de San Valentín, estos días de febrero eran asociados a la fiesta Lupercalia. En ella la unión del hombre y la mujer eran clave para exaltar la fertilidad y la llegada de la primavera.
Pero mejor volver a lo que hoy conocemos. En el año 496 el Papa Gelasio I estableció que San Valentín debía celebrarse cada 14 de febrero. Desde entonces a la fecha, fue acogido para celebrar el amor como sentimiento más universal.
Se desborda entonces ese día de agasajos para la pareja. Desde los regalos clásicos: flores y chocolates, hasta spa para parejas y diamantes personalizados. Los regalos para homenajear a la otra mitad son tan variados como las personas mismas. Lo importante es que no se pierda la esencia, de hacerlo como un acto de amor verdadero.