Dicen que hay poco o nada en el mundo que se parezca a Corea del Norte. Quienes han logrado entrar a un país que elige con mucha cautela a sus visitantes, comparten la sensación de extrañeza, aliviada con la conciencia de que -más temprano que tarde- estarán de vuelta en su realidad. En tanto, para quienes logran escapar (sí, escapar) la sensación compartida tiene un nombre preciso: libertad.
El país más aislado del mundo es, en la era de la información y las comunicaciones, un agujero negro informativo. Nada se sabe a ciencia cierta, salvo las generalidades que cuentan los pocos turistas y las agonías que relatan los pocos ciudadanos que pudieron huir de las fronteras del líder Kim Jong-un y sus antecesores.
“Hay un motivo por el cual el pueblo no puede oponerse o desobedecer abiertamente al gobierno. Cuando el gobierno da un trabajo, no se lo da a una persona individual, sino a un grupo (…) Cuando se lo quita a uno, se lo quita a todo el grupo. Por eso, para no perjudicar a tu vecino o a tus amigos, es muy difícil que uno pueda rebelarse contra el gobierno”.
Así explicó a La Nación, Yoonseo Chae, quien logró abandonar Corea del Norte en 2019, cuando el país enfrentaba otra crisis alimentaria. Su relato es el mismo de todas las personas que como ella han logrado un destino diferente para su vida. Sin embargo, el recuerdo de la situación que dejaron atrás es una marca permanente.
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Corea del Norte: “Arquitectura del Control”
Corea del Norte parece una caja fuerte. Es decir, un país diseñado para el control, donde nada ni nadie pueda “perderse”. “Desde su llegada al poder en 2011, Kim Jong-un ha fomentado la construcción de nuevos rascacielos, algunos de los cuales siguen las formas de la arquitectutra tradicional coreana, que han cambiado el horizonte de la capital”, dice un artículo de BBC, que emplea el término de «arquitectura del control»
No obstante, el texto refiere que los aires de modernidad van acompañados de monumentos a sus héroes o al Partido de los Trabajadores de Corea del Norte, entre bloques de apartamentos con tonalidades que recuerdan a los vestidos tradicionales de las mujeres coreanas. Una extraña simetría, al parecer, pensada también para que nada quede “fuera de lugar”.
“No está claro si este estilo de arquitectura proviene de la disponibilidad de materiales en la región, o si es una decisión consciente de diseño. Pero basado en la comprensión de cómo opera esta forma extrema de comunismo, parece ser completamente intencional. Habiendo adaptado los diseños de los extravagantes bloques soviéticos y puesto énfasis en los monumentos, este estilo kitsch en tonos pastel para niños es una clara intención del régimen de proyectar una imagen de sociedad utópica. Corea del Norte pretende utilizar su arquitectura como un anestésico para controlar su población, proyectando una metafórica «cúpula del placer» en el modo Buckminster Fuller y encubriendo las oscuras realidades del régimen detrás de una imagen de cuento de hadas”. Así refiere Kaley Overstreet en un artículo de ArchDaily.
Corea del Norte es uno de los sitios más aislados del mundo, con severas restricciones en la entrada o salida de personas del país. Disfruta de más información en el especial Corea del Norte al descubierto: #LaMenteDeUnDictador – ESTRENO 15 de febrero – 9 PM pic.twitter.com/cy1BLRwGWS
— National Geographic LATAM (@NatGeo_la) February 9, 2021