Solo horas de distancia separan al mundo del 2025. Y sin estar aún aquí, el nuevo año carga desde ya con la esperanza de millones de personas de que sea, con suerte, mejor que su predecesor. Tras 12 meses plagados de conflictos bélicos, dictaduras, desastres naturales y las inevitables secuelas aún de la Covid, los humanos están listos para un cambio. Algo que pudiera estar más cerca de lo que muchos imaginan si se tiene en cuenta el desarrollo tecnológico alcanzado. De ahí que los desafíos para 2025 estén puestos claramente sobre la mesa, a espera de su resolución.
Diversos medios apuntan a sectores como la biotecnología, robótica, inteligencia artificial(IA) , exploración espacial y economía como los más proclive a las transformaciones. Ello implica, por supuesto, que la humanidad tendrá ante sí retos filosóficos y éticos asociados al uso de cada nuevo descubrimiento. Una realidad particularmente perturbadora, que deja el destino global prácticamente en manos de quienes controlan a las grandes empresas inversoras. En tanto, como ha quedado claro, el dinero no es siempre el más compasivo de los aliados.
Con seguridad la inteligencia artificial ocupará en el nuevo año un rol mucho más predominante. Hasta el momento los chatbots y app basados en esta tecnología definen en gran medida su alcance. Sin embargo, es muy posible que su habilidad para resolver problemas más rápido y de forma más eficiente que los humanos expanda su rango de acción. Ramos como la educación, la salud y los servicios de comunicación pudieran beneficiarse enormemente de su aplicación.
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Desafíos de 2025: ¿qué esperar de la ciencia en el nuevo año?
Uno de los principales desafíos de 2025 es combatir de forma más efectiva el impacto del cambio climático. Para ello resultará imprescindible lograr un mayor compromiso universal respecto al uso de las energías limpias. A la par, urge acelerar el proceso de descarbonización del medio ambiente, una tarea compleja pero realizable. En este sentido pasos como la comercialización de baterías de almacenamiento de elementos menos dañinos como el litio, magnesio y aluminio serán cruciales.
En el campo de la salud es posible que se llegue a instancias antes solo creíbles en la ciencia ficción. El desarrollo de al IA favorecerá la “medicina personalizada” no solo para el tratamiento de enfermedades crónicas, sino también para terapias rejuvenecedoras y el uso de drogas para la pérdida de peso. Igualmente en 2025 la Organización Mundial de la Salud prevé concretar acuerdos para una mejor preparación global ante crisis como la Covid. Ello implica un monitoreo más efectivo sobre los patógenos que pudieran desatar futuras pandemias. En tanto, un mayor desarrollo en el proceso de vacunas contra infecciones que desencadenan tipologías de cáncer pondrá a la humanidad un paso por delante de este flagelo.