El 2024 ha llegado con una peculiaridad en el calendario, es un año bisiesto. Este fenómeno añade un día extra al finalizar febrero, permitiendo que el mes concluya el día 29 en lugar del 28, como es habitual. Con esta adición, el año alcanza los 366 días en vez de los convencionales 365, manteniendo la sincronía con la órbita de la Tierra.
¿Por qué ocurre el año bisiesto cada cuatro años?
Contrariamente a la creencia popular, nuestro planeta no tarda exactamente 365 días en dar una vuelta alrededor del Sol. Según National Geographic, la Tierra completa su órbita en un periodo de 365 días, 5 horas, 48 minutos y 56 segundos. Para compensar el tiempo «perdido» debido a esta fracción, se agrega un día extra al calendario cada cuatro años. De esta manera, las estaciones se alinean correctamente año tras año.
El concepto de año bisiesto fue introducido con la implementación del calendario gregoriano en el siglo XVI. En aquel entonces, el Papa Gregorio XIII ajustó el calendario al eliminar 10 días del mes de octubre para compensar las fechas festivas que se habían retrasado en años anteriores. Además, se estableció el sistema de año bisiesto para agregar un día extra cada cuatro años. Sin embargo, se excluyen los años divisibles por 100, a menos que también sean divisibles por 400, evitando así desviaciones en los calendarios futuros. Por esta razón, el año 2100 no será bisiesto.
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De esta manera, el año bisiesto representa una solución ingeniosa para mantener la sincronía entre el calendario y el año solar, asegurando que las estaciones y los eventos astronómicos sigan su curso predecible. El calendario gregoriano, adoptado por la mayoría del mundo, establece que un año bisiesto ocurre cada cuatro años, con condiciones especiales de divisibilidad. El 2024, al ser divisible por 4, cumple con la condición para ser un año bisiesto.
Esta práctica garantiza un ajuste preciso al año solar, que dura aproximadamente 365.25 días según los cálculos de la NASA. Si no se incorporara este ajuste, con el tiempo, las estaciones se desfasarían, y los eventos astronómicos no coincidirían con las fechas designadas en el calendario.