Para muchas personas el ocho de marzo, conocido como Día Internacional de la Mujer, no representa una jornada de celebración sino, otro día de lucha. Porque, aun con avances, no es mágico un mundo heteropatriarcal. Máxime, en un contexto marcado por el subdesarrollo, en términos socio-económicos, como casi toda la región de Las Américas.
Las cifras del Observatorio de Igualdad de Género de América Latina y el Caribe del pasado año hablan por si solas. En 2022 al menos 4.050 mujeres de 26 países fueron víctimas de femicidio o feminicidio. Una evidencia clara de la gravedad de los sucesos de esta índole en la región.
El propio informe aclara que el Comité para la Eliminación de la Discriminación contra la Mujer ha sido claro en este sentido. Ello, al establecer que los Estados también pueden ser responsables de actos privados. Eso, si no adoptan medidas con la diligencia debida, para impedir la violación de los derechos o para investigar y castigar los actos de violencia y proporcionar una indemnización.
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Día Internacional de la Mujer: La lucha sigue
Entre los casi 30 países de América Latina y el Caribe que reportaron datos para el año 2022, las tasas más altas de feminicidios se registraron en Honduras y República Dominicana. Ambos, seguidos por El Salvador y Uruguay.
Cuba es el país con la tasa más baja. No obstante, eso no significa que la nación no enfrente retos mayúsculos. De hecho, al decir de CEPAL, ese fue el primer año en el que Cuba reportó información. Eso, después de que se aprobara la tipificación del delito de homicidio agravado por razón de género, en septiembre de 2022.
De igual modo, ONU Mujeres muestra que en América Latina, la tendencia en los últimos años fue de una reducción del número anual de este tipo de sucesos. Pero, aclara, a partir de la pandemia de Covid-19 hubo «deterioro de la situación».