Día de la Mujer en Cuba: Sin olvidar las realidades subyacentes

Mejor convertirse en aliado y no en cómplice por omisión
Mejor convertirse en aliado y no en cómplice por omisión

Hoy el mundo celebra el Día Internacional de la Mujer. Una fecha para, más que siempre, abogar por los derechos muchas veces aplastados de las féminas. Hoy, también, se vive un clima inestable en lo que a este grupo demográfico respecta.

Cerca de 230 millones de niñas y mujeres vivas -mayormente africanas- han sufrido mutilación genital femenina. En tanto en Estados Unidos se penaliza el aborto y Francia se convirtió en el primer país del mundo en incluir esta práctica como un derecho constitucional. Como dijimos, un clima inestable.

Pero, ¿qué significa ser mujer en Cuba? En la actualidad el gobierno de la nación caribeña se esfuerza por presentar el Programa Nacional para el Adelanto de las Mujeres, como reflejo de la voluntad política a favor de las féminas. Sin embargo, Cuba es el único país del área sin una Ley de Protección Integral contra la Violencia de Género. Así que, volviendo a la interrogante, la respuesta es que en Cuba, ser mujer, significa disfrutar de garantías básicas y demandar muchísimos más derechos.

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Mujeres en Cuba: la lucha por la vida

Aunque el gobierno reconoce el alza de la violencia machista, evade su responsabilidad. Solo en lo que va de año se reportan 12 feminicidios y el 2023 cerró con 88. Datos que se conocen a través de la plataforma no gubernamental Yo Sí Te Creo en Cuba y el Observatorio de Género de la revista feminista Alas Tensas.

El acoso callejero, la violencia obstétrica y la violencia política hacia las mujeres son realidades diarias en Cuba, que se intentan barrer bajo cualquier tapete. Resulta más sencillo convocar a un congreso de la FMC y decir que se trabaja por seguir avanzando y que las mujeres han logrado mucho. Y sí, hay logros, no se pueden minimizar. Pero ignorar los fallos cuesta vidas.

Atajar las causas pasa, primero, por desprenderse de la mentalidad patriarcal y hetero machista dominante en el país. Además, es imprescindible desaprender actitudes que revictimicen a las afectadas en cualquier tipología de violencia de género. Mientras estas sean asignaturas pendientes, de nada vale una felicitación. Mejor no silenciar las voces que se alzan clamando por una vida libre y digna. Mejor convertirse en aliado y no en cómplice por omisión.

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