En otra semana de litigio, el expresidente Donald Trump vuelve a intentar doblegar a la Corte Suprema y al sistema judicial. Este jueves, el tribunal de nueve miembros escuchará su reclamación de inmunidad absoluta frente a procesos penales, en un intento por evitar un juicio por cargos federales derivados de sus acciones posteriores a las elecciones de 2020.
Durante su mandato Trump buscó influir en la Corte Suprema, nombrando jueces conservadores que pudieran respaldar sus políticas y anular decisiones clave, como el caso Roe vs. Wade. Ahora, como ciudadano y candidato, intenta obtener el respaldo del tribunal, en una disputa personal que podría tener consecuencias significativas para su futuro político.
El tribunal, actualmente dominado por seis jueces conservadores, tres de los cuales fueron nominados por Trump, se encuentra en el centro de una cuestión constitucional crucial: ¿está protegido un expresidente de ser procesado penalmente por sus acciones mientras ocupaba el cargo? Si bien el tribunal ha permitido la inmunidad en casos civiles, nunca ha abordado la responsabilidad en casos penales.
Los jueces de tribunales inferiores han dictaminado en contra de Trump. Ello, con el argumento de que cualquier inmunidad que pudiera haber tenido como presidente terminó cuando dejó el cargo. Las acusaciones presentadas contra él involucran su rechazo de los resultados electorales válidos, y su obstrucción del traspaso pacífico del poder presidencial.
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Donald Trump apela a inmunidad e inocencia
Trump y sus abogados niegan cualquier delito. Fundamentando que un presidente no puede funcionar si teme ser enjuiciado por actos oficiales una vez fuera del cargo. Además, sostienen que negar la inmunidad equivaldría a un chantaje y extorsión de facto. Frente a este juicio, el fiscal especial Jack Smith, encargado de los cargos contra Trump, argumentó que los expresidentes están sujetos a la ley y pueden ser procesados penalmente por sus actos en el cargo. Smith enfatiza el deber constitucional del presidente de hacer cumplir las leyes y sostiene que esto no implica un derecho general a violarlas.
Este enfrentamiento legal entre Trump y el Departamento de Justicia se desarrolla en un momento en que el tribunal ha experimentado fuertes tensiones. Aunque Trump no estará presente en el Tribunal Supremo, su singular presencia se hará sentir. Durante su presidencia, publicó regularmente en las redes sociales sobre los jueces, generando maniobras y fricciones entre bastidores. El caso de inmunidad de esta semana plantea un desafío significativo para Trump. Ya que busca una interpretación audaz y sin precedentes de la inmunidad presidencial absoluta frente a juicios penales.
El resultado de este enfrentamiento tendrá implicaciones trascendentales no solo para Trump, sino también para el alcance del poder ejecutivo y la responsabilidad penal de los expresidentes. La decisión del tribunal podría sentar un precedente importante y definir los límites del poder presidencial en el sistema judicial de Estados Unidos.
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