Kamala Harris sobrevivió al segundo debate electoral celebrado en la campaña presidencial de Estados Unidos, y el primero en la historia de su carrera política. Dada la inexperiencia de la vicepresidenta en este escenario y los problemas que ha demostrado tener frente a las preguntas de los medios, los ojos del país y del mundo estaban sobre la segunda del país.
Como era de esperar, en el debate organizado por ABC News ambos candidatos abordaron los temas más polémicos de la actualidad del país. La economía, el aborto, la inmigración y la política exterior marcaron una noche de fuertes acusaciones entre los dos aspirantes a la Casa Blanca.
De acuerdo con una encuesta realizada por CNN, el 63 % de votantes registrados que sintonizaron el cara a cara, coinciden en que la actuación de Harris superó no solo la de Trump, sino también las expectativas de los espectadores, con el 45 % de los participantes asegurando que tenían una opinión favorable.
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¿Un debate decisivo para Estados Unidos?
Si bien el grupo demócrata parece eufórico después de la noche del cara a cara, lo cierto es que no tienen nada seguro. La propia historia ha demostrado que no siempre quienes salen “ganadores” de estos debates logran la victoria que realmente importa. “Tanto Trump en 2016 como el presidente George W. Bush en 2004 fueron considerados perdedores de los debates, pero acabaron ganando la Casa Blanca”, recuerda CNN.
Además, para Donald Trump este 10 de septiembre cambió poco o nada. El magnate republicano ya disfrutó de un KO frente a Joe Biden. Eso, a tal punto, que lo sacó de la carrera electoral. Esta vez se desenvolvió sobre su línea discursiva habitual, mostrándose seguro y firme y, lo más importante, manteniendo al Top sus posibilidades de un nuevo mandato