Europa se encuentra al rojo vivo. El continente está experimentando un calentamiento desenfrenado que supera el promedio global. Las altas temperaturas no solo son insoportables, sino que también han provocado un aumento significativo de decesos relacionados con el calor durante los meses de verano.
Según un análisis realizado por el Servicio Europeo de Cambio Climático, Copernicus, y las Naciones Unidas, el número de fallecimientos relacionadas con el calor en el continente ha aumentado al menos un 30% en los últimos 20 años. Las áreas urbanas se ven especialmente afectadas debido a la concentración de población y al fenómeno conocido como «isla de calor urbana». Donde las ciudades se calientan más rápidamente que las áreas rurales debido a la retención de calor por parte de los edificios y las carreteras.
El verano de 2023 ejemplificó los peligros del calor extremo en Europa. Durante una ola de calor en julio, las temperaturas y la humedad intensas hicieron que la sensación térmica alcanzara los 110 grados Fahrenheit o más en casi la mitad del sur de Europa. Aunque aún se calculan las cifras exactas, los investigadores estiman que decenas de miles de personas perdieron la vida debido a la ola de calor de julio del pasado año.
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¿A qué se debe este alarmante calentamiento en Europa?
El rápido calentamiento de Europa se debe a una combinación de factores. La ubicación cercana al Ártico, la influencia de los océanos cálidos y las corrientes atmosféricas contribuyen a este fenómeno. Esto significa que el continente a se está calentando a un ritmo alarmante en comparación con otras regiones ubicadas en latitudes similares. Frente a esta amenaza mortal, las ciudades europeas se están esforzando por garantizar que los residentes tengan acceso a sistemas de aire acondicionado. Así como una fuente confiable de electricidad para alimentarlos durante los días más calurosos.
Sin embargo, existen buenas noticias en medio de la crisis. El informe presentado por el Servicio Europeo de Cambio Climático Copernicus señala que Europa está aumentando su dependencia de fuentes de energía renovable, como la solar y la eólica. Logrando generar más electricidad a partir de estas fuentes que de la quema de combustibles fósiles durante los últimos dos años. El abandono progresivo de los combustibles fósiles en favor de energías más limpias ha contribuido a la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero en Europa. Lo que ayudará a frenar el calentamiento futuro y sus consecuencias mortales.