Año tras año la Feria Internacional del Libro de La Habana genera, más o menos, el mismo tipo de comentario, y así lo reflejan las noticias de Cuba en las redes. Esta vez, con un paréntesis adicional. La celebración de este evento, uno de los más importantes de Cuba y el más significativo en relación a la literatura, es casi un milagro.
Muchos dudaron que un programa de esa magnitud fuese posible en la Cuba de hoy, donde se vive sin la tranquilidad de, al menos, un mañana. Pero se hizo, para beneplácito de quienes siempre esperan esta cita. Y, quizás, también, con la esperanza de que la Feria del Libro maquillara una realidad que, ni los muros del Parque Histórico Militar Morro-Cabaña, sede habitual de la Feria, pueden esconder.
Las noticias de Cuba en relación al tema parecen recicladas de otras ediciones. El precio de los libros, o muy baratos, o muy caros. Los problemas de acceso a la Cabaña. El costo de la gastronomía. El protagonismo en las ventas de los útiles escolares. En fin, resulta cuanto menos, llamativo, que durante la Feria se hable de casi todo, menos de literatura y así lo reflejan dichas noticias de Cuba.
Te puede interesar: Gobierno cubano confirmó muerte de diplomático en La Habana
Noticias de Cuba: No hay vida para las editoriales
Que la industria del libro ha cambiado a nivel mundial es un secreto a voces. Que el libro impreso “lucha” por la sobrevida en la era digital, también lo es. Que la mercantilización de la literatura es un hecho y, de cierto modo, lo ha sido siempre, lo sabemos todo. Que el mundo editorial cubano languidece es una realidad incuestionable que reflejan todas las noticias de Cuba en este sentido.
Para ponerlo en contexto, basta un análisis simple. Un libro en Cuba compite contra un artículo de “primera necesidad”. ¿Por qué? Porque su impresión debe producirse en un área de la Industria Ligera Nacional. La misma que confeccionan productos higiénicos, pinturas, implementos deportivos, etc. La misma que no tiene presupuesto para nada, y el libro ni siquiera cuenta en esa “nada”.
A eso se suma los cuestionados planes editoriales y las prioridades que nadie entiende. Todo, por supuesto, bajo la tutela gubernamental, que se le hace grande la tarea, pero que no admite una gestión privada. No obstante, queda claro que estos son solo pinceladas de una realidad más compleja. Mientras tanto, la feria seguirá siendo un mercado de indumentaria escolar. Eso, con libros a precios tan ridículos como tres pesos cubanos, o sea, libros sin valor monetario. Y otros tan costosos como el salario completo de un trabajador estatal.