El mundo está lleno de historias reales macabras capaces de eclipsar cualquier guión cinematográfico. Una de ellas es la de la francesa Gisèle Pélicot. Su pesadilla comenzó en 2020, o al menos fue en ese año en que fue consciente del horror vivido. La realidad es que su trágica historia comenzó mucho antes, cuando su esposo de toda la vida decidió reducirla a un un cuerpo inerte a merced de la depravación.
Por más de una década Dominique Pélicot drogó, vio***ó a Gisèle e invitó a decenas de desconocidos a hacer lo mismo en su propio hogar. Además conservó videos y fotografías de los actos, que hoy sirven de prueba para el proceso judicial en su contra. Un total 81 hombres abusaron de Gisèle Pélicot con la anuencia de su esposo, hasta el día de hoy, solo 50 han sido identificados por las autoridades.
El Palacio de Justicia de Aviñón es testigo desde hace varias jornadas de la complejidad de este caso. 18 de los agresores se encuentran detenidos y presentes en cada audiencia, el resto de los acusados asisten también, aunque intentan pasar desaparecibidos. Ante ellos, una valiente Gisèle Pélicot de 72 años muestra su rostro y narra su historia con la esperanza de que no se repita. El principal perpetrador, Dominique Pélicot estaba previsto a declarar esta semana, sin embargo su “delicado estado de salud” se lo impidió, según explicaron sus abogados.
Gisèle Pélicot: la historia que conmocionó a Francia
El caso de Gisèle Pélicot dejó en shock a su pueblo, Mazan. El alcalde del lugar, Louis Bonnet, intentó restarle importancia argumentando que “el pueblo no tiene que cargar con el recuerdo del crimen”. Sin embargo diversos medios refieren que el consenso, sobre todo entre las mujeres del lugar, es que no saben ahora en quién confiar. El amplio rango de acusados en el caso, hombres entre 26 y 74 años y de variadas razas y profesiones deja margen a cualquier duda.
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Pero no solo Mazan quedó impactado con esta cruda narrativa. Toda Francia se ha visto movida por la trágica experiencia de Gisèle así como por su valentía a enfrentar los juicios de manera pública. En tanto, actovistas han aprovechado el contexto para remarcar que este juicio debe trascender y servir de arma contra la violencia patriarcal sistémica del país.
Dentro de dos o tres días Dominique Pélicot deberá finalmente enfrentar su responsabilidad en el estrado. Allí dará la cara también ante su hija Caroline, a quien también le tomó fotos desnuda sin su consentimiento. Aunque ya se ha declarado culpable, su presencia es necesaria. Es la prueba de que no son monstruos o seres de otra galaxia los que comenten los crímenes más horrorosos, son hombres comunes convencidos de su superioridad.