Este miércoles 29 de noviembre, murió a los 100 años Henry Kissinger. El político y diplomático estadounidense, nacido en Alemania, falleció en Connecticut, Estados Unidos. Secretario de Estado en los gobiernos de Richard Nixon y Gerald Ford, fue mundialmente conocido por su papel en la política internacional durante la Guerra Fría.
Kissinger fue un claro ejemplo de oportunista y ejemplificó la desviación entre la historia que cuenta Estados Unidos como superpotencia y la forma en que podemos actuar en el mundo. Así lo calificó un artículo de opinión publicado en el New York Times, donde lo catalogan de ¿hipócrita? Y es que Kissinger condujo a Estados Unidos hacia una política exterior inhumana, donde el poder hegemónico era la única meta. Sin importar a quienes se llevara en su paso, sus ansias de poder consumían su día a día.
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El mencionado artículo recuerda que fue este hombre el único que ocupó, simultáneamente, los puestos de Secretario de Estado y Asesor de Seguridad en un gobierno de Estados Unidos. Sin dudas, Kissinger será recordado como uno de los funcionarios norteamericanos más poderosos de la historia. Desde la Casa Blanca, movió los hilos de norteamérica y su postura en la Guerra Fría.
Henry Kissinger: Murió ¿el hipócrita?
Kissinger fue capaz de encajar muy bien en el personaje que necesita la mayor potencia mundial. Proyectar una nación que se preocupa por todos, pero que en el fondo tiene sus intereses muy bien definidos. Son las contradicciones propias de un líder estadounidense, quitando del medio a quien tenga una postura diferente. Hacer cumplir las reglas y dejar claro quien manda, pero desde un sentido amigable y práctico, algo hipócrita.
Tal y como refleja el mencionado artículo de New York Times, Kissinger estaba en su zona de confort con esa metodología de trabajo. Basó su credibilidad mundial en lo que hacía, más que en lo que defendía. Con su día a día, extendió la Guerra en Vietnam y la expandió a otras latitudes. Dejó claro hasta dónde era capaz de llegar Estados Unidos cuando se veía acorralado.
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Durante la Guerra Fría, Kissinger respaldó las campañas genocidas. También su nombre se ha relacionado con un intento de golpe militar al presidente Salvador Allende en Chile. El fin justifica los medios, era su consigna clara. Preocuparse por una democracia para Estados Unidos, no para el resto. Él estaba obsesionado con dar credibilidad a Estados Unidos ante el mundo, pero hacer pagar su precio a quienes ignoraban su poder.
Esos conceptos sí los manejó sin sentimiento alguno. Sin embargo, si proyección y posturas, permitieron que Estados Unidos lograra acercamientos importantes con países radicales como la Unión Soviética o China. Incluso después de su retiro, siguió siendo una figura muy popular y asiduo de invitaciones a reuniones de estadistas. Finalmente, Kissinger murió este miércoles, a los 100 años. Pero no con él, su legado.