México vive un momento muy complejo, debido a la ola de a*s*e*s*i*na*tos que, en palabras de diversos analistas, ha puesto en riesgo a la propia democracia. En las actuales elecciones generales, los candidatos políticos se han encontrado bajo constante peligro, enfrentando ataques mortales. Ello, mientras los poderosos grupos intentan despejar el terreno para sus candidatos preferidos.
En medio de este panorama, uno de los casos más recientes involucra al candidato a la alcaldía de Cuautla, Jesús Corona Damián, quien sufrió un atentado mientras se encontraba en un automóvil cerca de su casa. Afortunadamente, sobrevivió gracias a los cristales blindados. Aún así, tras recuperarse del incidente, declaró a los periodistas que no iba a abandonar su posición y que se negaba a vivir con miedo.
Sin embargo, la mayoría de los aspirantes políticos no han tenido la oportunidad de mostrar tal resistencia y determinación. Desde el comienzo de este año, al menos 28 candidatos han sido atacados y 16 han perdido la vida. Esta situación ha superado los ciclos electorales más sangrientos del pasado en México, evidenciando la influencia del crimen organizado en el proceso electoral.
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¿Cuáles son los principales focos de riesgo en México?
La violencia se concentra principalmente en las elecciones locales. Allí los votantes eligen a los presidentes municipales, quienes tienen un amplio control de sus comunidades, sobre todo en la gestión y distribución de los ingresos fiscales y el acceso a los recursos naturales. Estos cargos se han convertido en un punto de entrada principal para la influencia corrupta, en los municipios donde los cárteles controlan las rutas del narcotráfico y se infiltran en la producción de cultivos comerciales.
Los ataques no discriminan entre los partidos políticos. Sin embargo, la mayoría de las víctimas son candidatos del partido Morena, fundado por el actual presidente de México. Eso, a pesar de los esfuerzos por parte del gobierno para protegerlos con escoltas armados. Guillermo Valencia, líder del Partido Revolucionario Institucional (PRI) en Michoacán, uno de los estados más peligrosos de México, advierte que el ejercicio democrático está en riesgo.
En algunos lugares, donde los cárteles tienen un poder absoluto, los candidatos respaldados por ellos ganan sin oposición. La inseguridad generada por el crimen organizado ha llevado a elecciones no competidas y ha limitado el voto de los ciudadanos. El presidente López Obrador ha minimizado los ataques, argumentando una reducción en los índices de homicidios. No obstante, la realidad en las zonas rurales del país es sombría.
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