El tema migratorio es uno de los más controversiales en Estados Unidos. Máxime, en un año electoral, donde, inevitablemente, los candidatos a la presidencia deben presentar propuestas concretas en este sentido. Sin embargo, las decisiones que se tomen desde la Casa Blanca tienen repercusión más allá de las fronteras norteamericanos. Por estos días la polémica Ley de Texas acapara casi todo los debates, que por supuesto, alcanzan también a la esfera política de México.
CNN definió a la ley, conocida como SB4, como «parte de la batalla en curso entre Texas y la administración de Joe Biden sobre la política fronteriza y el flujo de migrantes hacia Estados Unidos·». En esta puja el gobernador republicano, Greg Abbott, firmó la polémica regulación que, entre otras controvertidas dispociciones, convierte el ingreso ilegal a Texas en un delito estatal y permite a los jueces ordenar la deportación de inmigrantes.
La postura de Abbott en este sentido, no sorprende, sobre todo si se tiene en cuenta su estrecha sintonía con Donald Trump. A tal punto que el magnate los ha nombrado entre los fuertes candidatos para ser su compañero de fórmula, en lo que sería su camino de regreso al despacho oval. No obstante, en lo que se confirma o no su posible candidatura a la vicepresidencia, Abbott sigue mostrando su respaldo a la SB4
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México y su postura ante Ley de Texas
«Nosotros no aceptaríamos deportaciones, de una vez lo adelanto, del Gobierno de Texas y no nos vamos a quedar con los brazos cruzados». Así reafirmó el presidente mexicano, Andres Manuel López Obrador, la postura de su gobierno, en relación a una Ley que, al menos de mometo, no ha tenido el respaldo necesario en Estados Unidos para su implementación.
No obstante, esto no fue todo. AMLO destacó que la SB4 viola el derecho internacional. «No puede un estado tener una legislación que corresponde al fuero federal. Es como si el gobernador de Tamaulipas aplicara una ley en contra de los texanos que visitaran México», destacó en una de sus habituales conferencias de prensa.
“Estamos en contra de esta ley draconiana, completamente opuesta, contraria a los derechos humanos, una ley deshumanizada por completo, anticristiana, injusta, violatoria de preceptos, de normas de la convivencia humana, no sólo del derecho internacional, sino hasta violatoria de la Biblia”, subrayó.