En 2021 el presidente Joe Biden “ordenó” a su vicepresidenta, Kamala Harris, indagar sobre «las causas profundas de la migración indocumentada a Estados Unidos desde países centroamericanos». La tarea, ya de por sí complicada, le fue demasiado grande para una Harris casi recién estrenada en el cargo. Su «manejo» del asunto quedó eclipsado en Guatemala con una entrevista que concedió al periodista Lester Holt, de la cadena NBC.
En palabras de BBC Mundo, su intervención fue tachada por gran parte de la prensa estadounidense de “desastrosa” y Harris, según admitieron funcionarios de la Casa Blanca y de la propia oficina de la vicepresidenta, “prácticamente se encerró en un búnker durante un año, evitando muchas entrevistas por lo que sus asistentes interpretaron como miedo a cometer errores y decepcionar a Biden”, el New York Times
Pasó el tiempo y la figura de Harris no hizo más que diluirse en su función de VP, con paupérrimos índices de popularidad. No obstante, la debacle de Joe Biden representó en renacer de la exfiscal. «En un abrir y cerrar de ojos» se convirtió en la candidata del Partido Demócrata a la presidencia de Estados Unidos.
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Kamala Harris esquivó a la prensa
Ahora, al parecer, la vicepresidenta sigue siendo incapaz de enfrentarse a la prensa. New York Post calificó el uso del celular por parte de la candidata como «un truco tradicional en Washington para evitar preguntas molestas de la prensa». Ello, en alusión a que el móvil le ha funcionado como “justificación” para no intercambiar con los reporteros
(…) “Esta es su estrategia. Seguir eludiendo a la prensa, evitar preguntas difíciles sobre su historial y negarse a dar respuestas al pueblo estadounidense». Así afirmó la periodista Kaylee McGhee White en su entrevista con el presentador Todd Pirro. Este sugirió, además, que Harris evitaba preguntas sobre los seis rehenes hallados muertos en un túnel del grupo palestino Hamás en la Franja de Gaza,