Nicolás Maduro parece dar patadas de ahogado. O más ilustrativo aun, como un niño pequeño cuando pierde el chupete, está en medio de una rara perreta con el presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, que vetó la entrada de Venezuela a los BRICS durante la cumbre del grupo, efectuada la pasada semana en Rusia.
Otrora aliado del régimen chavista, con muy buenas relaciones con el fallecido Hugo Chávez, Lula dio un paso al lado tras las elecciones presidenciales en Venezuela. El brasileño fue uno de los pocos mandatarios que intentó mantener comunicación directa con Maduro y que, incluso, propuso salidas (más o menos efectivas) ante la crisis actual del país. Sin embargo, Maduro no cedió.
Sin las famosas actas, sin ningún documento que pruebe el supuesto triunfo, con el rechazo de la mayoría de su país, quiere juramentarse el próximo 10 de enero. Y, además, volver a someter a los venezolanos a las consecuencias del aislamiento internacional.
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¿Qué dijo Nicolás Maduro?
“Hay que esperar resultados de los esfuerzos propios, nunca depender de nadie, llámese como se llame, sea quien sea (…). Nosotros no dependemos de Brasil para nada, ni de nadie”. Así destacó el venezolano, quien, además, advirtió que insistiría en el ingreso al grupo. “Así somos nosotros, rebeldes. Si nos dicen: ‘Usted no puede ir para allá’, para allá voy”. En tanto, dice que espera un pronunciamiento de Lula al respecto.
BRICS son las siglas de Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica. No obstante, también lo integran Egipto, Etiopía, Irán y Emiratos Árabes Unidos. El grupo se considera a sí mismo como un contrapeso a Occidente, sin embargo, las profundas diferencias entre el núcleo duro les ha impedido concretar un trabajo común, más allá de la imagen para la foto.