En temas de crisis las noticias de Cuba no deja de sorprender, y lamentablemente, no para bien. En una Cuba azotada por profundas carencias, los servicios funerarios no son la excepción. Por tanto, esta desgarradora realidad obliga a las familias a recurrir a medios de transporte rudimentarios para lograr despedir a sus seres queridos.
Recientemente un video compartido por el periodista Mario Vallejo mostró el traslado de un fallecido hasta el cementerio en carretón de caballos, un hecho que resalta la profunda precariedad del sistema de servicios funerarios en la isla.
Aunque el lugar exacto del suceso no se especificó, Vallejo relató que los dolientes tuvieron que alquilar el transporte por su cuenta para poder llevar a cabo el sepelio. «Este video lo acabo de recibir desde Cuba. Es insólito. Me lo envían con la siguiente nota: ‘Mario, los jefes en carros y los familiares en nuestro dolor, alquilando coches para enterrar a nuestros seres queridos. Nuestra Cuba es una falta de respeto'», escribió en sus redes sociales.
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Noticias de Cuba: Escasez solo para los ciudadanos
La crisis se agrava debido a la escasez de combustible y la inoperatividad de los vehículos fúnebres, que sufren por la falta de piezas de repuesto. Este colapso en los servicios ha llevado a las familias a asumir costes de funerales de manera improvisada, desde el alquiler de transporte hasta la organización del entierro, lo que representa un esfuerzo financiero insostenible para muchos.
Casos similares han conmocionado a la opinión pública. En septiembre una familia de Mayabeque caminó dos kilómetros con un ataúd debido a la falta de vehículos, mientras el cuerpo comenzaba a descomponerse en la funeraria.
Esta situación no es aislada; se ha convertido en una práctica habitual en varias provincias, donde los carretones de caballos, originalmente destinados al transporte de personas, han tomado un nuevo significado en una Cuba que cada vez más parece retroceder en el tiempo.
La indignación entre los cubanos crece frente a la indiferencia del gobierno, que no logra garantizar servicios básicos, mientras sus altos funcionarios disfrutan de privilegios. Así, el último adiós a los seres queridos se convierte en una experiencia marcada por la precariedad y el abandono institucional.