La reciente actualización del ministro de Transporte, Eduardo Rodríguez Dávila, ha desatado un intenso debate sobre los precios de los vehículos importados. Según las noticias de Cuba, a través de infografías compartidas en redes sociales se detalló cómo el gobierno determina los costos de estos automóviles, revelando cifras que parecen inalcanzables para la mayoría de los ciudadanos.
Según Rodríguez, el precio base hipotético de un vehículo importado es de 10,000 USD, al que se le suman gastos de importación y márgenes comerciales. En total, un automóvil puede llegar a costar hasta 15 900 USD, mientras que un auto de alta gama podría superar los 17 000 USD. Estos precios están generando críticas, especialmente entre los profesionales que, a pesar de su formación, ven el acceso a un vehículo como un sueño lejano.
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Noticias de Cuba: Precios e impuestos
De acuerdo con Cubadebate, la formación del precio incluye un 6% por gastos de importación, así como un margen comercial que puede alcanzar hasta el 20%. Además, se aplican impuestos especiales que varían según el tipo de vehículo, lo que incrementa aún más los costos. Junto a esto, para aquellos que deseen adquirir más de dos autos, se aplican impuestos adicionales con tasas que aumentan progresivamente hasta el 100% a partir del sexto automóvil.
A pesar de las exenciones para carros eléctricos, en un país donde la infraestructura para su uso es prácticamente inexistente, las críticas continúan. Los usuarios en redes sociales han cuestionado la lógica de aplicar impuestos sobre el valor del flete, y muchos se preguntan cuántos años de trabajo les tomaría adquirir un automóvil bajo estas condiciones.
Estas medidas forman parte de la actualización de la política de comercialización de autos en Cuba, tras la aprobación del Decreto 83/2023, que regula la transmisión de la propiedad de vehículos y su comercialización en moneda libremente convertible. En medio de una crisis de transporte que afecta gravemente a la población, el gobierno cubano aseguró que con estas nuevas regulaciones, los ingresos obtenidos por aranceles e impuestos se destinarán al desarrollo del transporte público, un desafío que requerirá más que promesas para ser resuelto.