Este fin de semana la industria de la moda despidió, con honores, a Iris Apfel. Con 102 años vividos a plenitud, la newyorkina fue referente para muchos. No sólo por su icónica (y admirada) manera de vestir y de lucir, sino por la forma en que entendía la moda y el «buen gusto» que, en sus propias palabras, aprendió de su madre.
Si bien la fama llegó «tarde» a acompañar sus grandes éxitos profesionales, a Iris no le hizo demasiada falta. Con la justa distancia del mundo mediático logró, por ejemplo, trabajar como decoradora para nueve presidentes en la Casa Blanca. Además, no solo destacó en esa área, sino también «asaltó», con todo, el mundo de la moda.
En 2005 el Met de Nueva York le dedicó la exposición Rara Avis: Selections from the Iris Apfel Collection. De acuerdo con el museo, la propuesta celebraba “a una de las creadoras de estilo por excelencia de la moda” (…) examinando el poder de la vestimenta y los accesorios para afirmar el estilo por encima de la moda, el individuo por encima de lo colectivo”.
Te puede interesar: Estos son algunos beneficios de la dieta para la salud
¿Qué pensaba Iris Apfel de la moda?
“Si funciona para ti, no agonices, sé feliz. Es mejor ser feliz que ir bien vestida”, dijo en 2015. Y reafirmaba con ello esa libertad que siempre acompañó su imagen, pues, además de «verse bien», siempre pareció que cada conjunto que exhibía era diseñado exclusivamente para ella.
Para quien fue diseñadora y empresaria detrás de un buen resultado siempre había un «ojo afinado». Es decir, el entrenamiento de la mirada en tiendas, en revistas, pero también en museos y en teatro. De ahí se desprende un segundo consejo. Estudiar también es parte del proceso.
«Para mí, estilo es sobre todo actitud. No tiene nada que ver con la cantidad de dinero que posees (…) Tener curiosidad acerca de uno mismo. Lleva tiempo. Debes conocerte y saber que no importa lo bella que sea una prenda. Si no te sientes cómoda en ella, parecerá que la has tomado prestada. Tratar de copiar el look de alguien es una tontería», afirmó.