Kamala Harris lo hizo casi todo bien cuando se le presentó una nueva oportunidad para intentar hacer historia. Los constantes patinazos de Joe Biden en su “breve” periodo de campaña por la reelección colocaban el nombre de la VP entre los posibles sustitutos, pero con más dudas que certezas. Sin embargo, con el “impulso” de Biden, que acompañó su renuncia pública con un encumbramiento de su segunda, la maquinaria Harris se movió de manera impecable.
Apoyos en tiempo records, recaudaciones millonarias y la frescura de un rostro joven en una contienda protagonizada por octogenarios la colocaron en la cúspide demócrata. Sin embargo, a menos de un mes para las elecciones presidenciales en Estados Unidos, esa chispa inicial parece ya apagada.
Harris no ha logrado una ventaja clara con respecto a su contrincante republicano. Su partido ha perdido terreno con el importante voto latino, y ella misma no termina de romper ese aire de “desconocida” que parece acompañarla siempre. Ahora, además, su pasado como fiscal también es objeto de escrutinio.
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Kamala Harris ¿Cambios a conveniencia?
“Como fiscal, Harris adoptó lo que ella llamó un enfoque “inteligente frente al delito” para la aplicación de la ley. Incluyó el lanzamiento de un programa que buscaba orientar a los delincuentes no violentos hacia la capacitación laboral y alejarlos de la prisión, y la publicación de datos de justicia penal a nivel estatal en un esfuerzo por mejorar la rendición de cuentas del gobierno”, reseñó CNN.
No obstante, también ha mostrado posturas contradictorias en su proceder. Con lo cual, se ha reafirmado entre votantes y oponentes la idea de sus contrincantes de que es una política inconstante, “un camaleón”, como la ha llamado el senador J.D. Vance, candidato republicano a la vicepresidencia.
This should be the first women president of the United States pic.twitter.com/QRWwbs0BT5
— Nelk Boys (@nelkboys) August 26, 2024
