Tras el mediático fin de su relación con Gerard Piqué, 2023 se convirtió en un año de «renacimiento» para Shakira. Sus grandes éxitos musicales confirmaban la calma, después de la tormenta. Sin embargo, la intérprete de Suerte tenía un espinoso asunto pendiente.
Shakira estaba acusada por la Fiscalía española de haber defraudado unos 14,5 millones de euros entre los años 2012 y 2014. De acuerdo con las acusaciones, en ese período la colombiana tuvo su residencia oficial en Barcelona. Por lo tanto, debería haber pagado impuestos en ese país. Algo que -se esgrimía- la cantante no hizo. Por si esto fuera poco, la justicia ibérica también afirmó que la artista y sus asesores crearon una estructura de empresas para evitar ese pago de impuestos.
Aunque la estrella latina siempre defendió su inocencia, el proceso judicial ya superaba los cinco años, y amenazaba con extenderse. La Fiscalía española estaba dispuesta a citar a más de cien testigos, además de ventilar aspectos privados de la barranquillana. Sería, sin duda, uno de los procesos legales más mediáticos de la historia.
La definitiva decisión de Shakira
Dispuesta a dejar el pasado atrás, Shakira pagó por su libertad. La ganadora de varios Latin Grammy llegó a un acuerdo con la justicia española que la mantendrá fuera de la cárcel. El ansiado fin de sus problemas legales costó alrededor de 7 millones de euros.
“Me sentía lista para enfrentarme a un juicio y defender mi inocencia. Mis abogados estaban convencidos de que teníamos un juicio ganador. Sin embargo, después de muchos años de lucha, he tomado esta decisión. Tenía dos opciones: seguir peleando hasta el final, hipotecando mi tranquilidad y la de mis hijos, dejar de hacer canciones, álbumes y giras, sin poder disfrutar de mi carrera y las cosas que me gustan, o pactar, cerrar y dejar atrás este capítulo de mi vida mirando hacia adelante”. Así se expresó la multipremiada cantante y compositora a través de un comunicado de la agencia Llorente & Cuenca (LLYC)