El psicólogo social estadounidense, Jonathan Haidt, ha sacudido los cimientos de la opinión pública al plantear un tema controvertido y alarmante en su nuevo libro, «La generación ansiosa: cómo el gran recableado de la infancia está causando una epidemia de enfermedad mental». Según Haidt, los teléfonos inteligentes y las redes sociales están poniendo en peligro la salud mental de niños y adolescentes. Para lo cual, propuso una solución radical: restringir su acceso hasta los 16 años.
No resulta extraño el hecho de que esta solución no gozó de gran popularidad entre los estadounidenses. Pero, aunque algunos han cuestionado la base científica de sus argumentos, Haidt sostiene que sus afirmaciones se basan en años de investigación que documentan el creciente deterioro de la salud mental entre los jóvenes estadounidenses. De acuerdo a esto, la Asociación Estadounidense de Psicología respalda su preocupación, afirmando que las plataformas de redes sociales son intrínsecamente inseguras para los niños.
En entrevista con CNN, Haidt explicó que la situación actual es el resultado de una combinación de sobreprotección en el mundo real y subprotección en línea. En la década de 1990, cuando Internet se volvió popular, muchos pensaban que sería beneficioso para el desarrollo de los niños. Sin embargo no anticiparon los efectos negativos de pasar horas frente a las pantallas. Ahora, en consecuencia, enfrentamos una crisis de salud mental que afecta especialmente a las niñas. Quienes experimentan altos niveles de ansiedad y autolesiones relacionadas con la hiperconexión en las redes sociales.
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Soluciones urgentes contra el uso teléfonos inteligentes
Según Haidt, estamos en un punto de inflexión crucial. La pandemia ha dejado en claro que los niños no están bien, y los datos revelan que el aumento en las enfermedades mentales comenzó mucho antes del COVID-19. En este contexto, la lucha por el control de la tecnología se ha convertido en una dinámica prevalente en las familias de Estados Unidos. Cuestión que mantiene a los padres desesperados en busca de verdaderas soluciones.
En respuesta a esta crisis, Haidt propuso cuatro normas claras. Entre ellas, restringir el acceso a teléfonos inteligentes antes de la secundaria y prohibir las redes sociales hasta los 16 años. Así como implementar escuelas libres de teléfonos y fomentar la independencia, el juego libre y la responsabilidad en el mundo real.
Acorde a su veredicto, si no se actúa pronto, las consecuencias podrían ser desastrosas. Dado el aumento exponencial de las tasas de enfermedades mentales, autolesiones y suicidios. Además, esta crisis tiene implicaciones sociales y económicas significativas. Pues según Haidt, la separación entre niños y niñas en línea podría afectar las relaciones heterosexuales. Mientras que una generación ansiosa y temerosa de correr riesgos podría perjudicar la economía y la cultura empresarial de Estados Unidos.
Frente a este posible panorama, Haidt hizo un llamado urgente para poner fin a esta situación y proteger la salud mental de los niños y adolescentes. Alegando que la batalla por controlar la tecnología ya está en marcha, y es fundamental tomar medidas para restaurar una infancia basada en el juego y la interacción humana real.