Dicen los testimonios de aquella jornada que se escuchó un ruido aterrador; que los vientos eran extraños, diferentes, incluso, a los de un huracán; que los techos y las paredes de concreto se derrumbaban como si fuesen madera; que mucha gente creyó, incluso, que se trataba del tan anunciado juicio final. Pasadas las ocho de la noche del 27 de enero de 2019 comenzaron las primeras ráfagas de lo que sería un desastre para La Habana.
La capital de Cuba sufrió los efectos de un “poderoso tornado” que dejó a su paso 6 personas fallecidas, alrededor de 200 heridas y un escenario catastrófico para la ciudad. 16 minutos transformaron a cinco de los municipios más poblados de La Habana: Cerro, Diez de Octubre, Regla, Guanabacoa y San Miguel del Padrón. Las imágenes de lo ocurrido eran -son a la luz del recuerdo- dantescas.
“Yo iba a salir ayer por la noche porque nada más hacía viento y de repente vi una bola roja que comenzó a bajar hasta el suelo. Enseguida volví a la casa y me tiré junto a mi esposo hacia el suelo y comenzamos a rezar porque tenemos fe”. Así contó a Cubadebate la vecina Maritza Rodríguez.
Estudiantes universitarios. Empresas estatales y privadas. Artistas. Gente de barrio. Todos se volcaron en las labores de recuperación. Hubo – también- quien aprovechó el contexto para hacer publicidad. Otros, para robar la ayuda que llegaba. Desorganización, caos, fotos para las redes. Pero, más que todo, una ciudad que se unió en la desgracia colectiva.
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El rescate de bebés en La Habana
Al decir de National Geographic, un tornado es una columna de aire que gira violentamente y se extiende entre la superficie de la Tierra y una nube, generalmente, una nube cumulonimbus. La mayoría de los tornados duran menos de diez minutos. De acuerdo con los reportes de la prensa oficial cubana, el último fenómeno de este tipo en La Habana antes de la catástrofe ocurrió en 2012 y no alcanzó gran intensidad.
De aquella noche, las historias del hospital materno-infantil Hijas de Galicias conservan un lugar especial en la memoria. Ubicado en la barriada de Luyanó, en el municipio Diez de Octubre, el centro vivió una de las horas más complejas de su historia reciente. Con más de 190 pacientes evacuados, las imágenes de familias, rescatistas y personal de salud inmortalizaron lo que muchos aun llaman milagro.
En entrevista exclusiva para Cubadebate, el Dr. Roberto Álvarez Fumero, entonces jefe del Departamento Materno Infantil del Ministerio de Salud Pública informó que entre los evacuados hubo 14 niños que se encontraban en la sala de neonatología, cuatro de ellos en estado grave. Además, dijo también fueron transferidos a distintas instituciones 18 niños anteriormente ingresados por motivos de peso y próximos a recibir el alta médica.
“Las protegí con mi cuerpo hasta llegar a un pequeño cubículo de la enfermería y aguanté con todas mis fuerzas la puerta”. El hijo de Daniel Rodríguez tenía tres días de nacido, según contó a Cubadebate.
