El Papa Francisco fue claro respecto a la posición de la Iglesia sobre el cambio de sexo con su más reciente decisión, una que señala a esta práctica como «amenaza contra la dignidad humana».
Desde su asunción como sumo pontífice, el Papa Francisco ha dejado entrever algunas posturas menos radicales que sus predecesores. Al menos así lo significó la autorización a dar la bendición a las parejas del mismo sexo, en diciembre del pasado año. Igualmente la permisión a que homosexuales y transexuales puedan ser padrinos y testigos en bodas y bautismos. Ello no significa, sin embargo, que su Santidad esté dispuesto a cuestionar el posicionamiento del Vaticano frente a temas igualmente polémicos.
Esto quedó demostrado con la reciente publicación de la declaración Dignitas Infinita, un texto a cargo del Dicasterio para la Doctrina de la Fe del Vaticano. El documento de 20 páginas tardó cinco años en redactarse y fue aprobado por el Papa Francisco el 25 de marzo y publicado en esta jornada.
Dignitas Infinita condensa la posición de la Santa Sede respecto a temas de marcado interés social globalmente. De acuerdo con el Cardenal Prefecto del Dicasterio, Víctor Fernández, es esta una oportunidad para la Iglesia de aclarar “algunos malentendidos que surgen a menudo en torno a la dignidad humana y de abordar algunas cuestiones concretas graves y urgentes relacionadas con ella”.
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Qué establece la nueva declaración del Vaticano
De acuerdo con el texto emitido por la Santa Sede, las operaciones de cambio de sexo son consideradas graves amenazas contra la dignidad humana. A excepción, según se destacó, de casos de anomalías genitales. El documento explica que el cuerpo participa en la dignidad de la persona y está dotado de significados personales. Además hace alusión a la ideología de género, algo criticado anteriormente ya que la Iglesia no establece diferencias entre sexo y género y no lo admite como conceptos que se puedan separar.
Igualmente el Vaticano abordó el aborto, la eutanasia y la gestación subrogada como otros factores que atentan contra la dignidad. En el caso específico de este tipo de gestación, señaló que viola tanto la dignidad de la gestante como del niño. Entre los argumentos que se citaron está la posible explotación de las mujeres pobres con este fin. Así como el derecho de los niños a tener un origen plenamente humano y no artificialmente inducido