Pese al éxito con el que concluyó la reciente XVI Cumbre de los Brics, siempre hubo espacio para, al menos, una polémica. En esta ocasión la cita oficiada en territorio ruso puso de manifiesto la creciente tensión entre Venezuela y Brasil. El clima político entre ambas naciones se ha deteriorado significativamente tras la reelección del presidente Nicolás Maduro, un movimiento que el mandatario brasileño, Luiz Inacio Lula da Silva, aún no reconoce como legítimo.
Uno de los temas que ocupó agenda en la reunión fue la incorporación de nuevos estados al bloque. Mientras que los gobiernos que conforman la alianza -China, Brasil, Rusia, India, Sudáfrica, Egipto, Etiopía e Irán- dieron la bienvenida a 13 países para participar como socios, la solicitud de Venezuela recibió un veto directo por parte de Brasil. Esta decisión fue asumida como una afrenta por el régimen de Nicolás Maduro, que no tardó en responder.
De representar intereses injerencistas y emitir declaraciones groseras acusó el ministro de Relaciones Exteriores de Venezuela al gabinete brasileño. Ello tras las fuertes palabras manifestadas por el asesor del presidente Lula en Política Exterior, Celso Amorim. Según el funcionario, el veto a Venezuela a formar parte de los Brics se debe a que el país bolivariano “rompió la confianza” de sus compañeros al negarse a presentar las actas oficiales electorales y oponerse a un escrutinio independiente.
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Brics 22024: más leña al fuego entre Venezuela y Brasil
La Cancillería de Caracas por su parte aseguró que Amorim “se ha dedicado de manera impertinente a emitir juicios de valor sobre procesos que solo corresponden a los venezolanos y a sus instituciones democráticas”. Igualmente Venezuela procedió a “llamar a consultas” de forma temporal a su embajador en Brasil y desde su Asamblea Nacional anunciaron que se someterá a propuesta el declarar a Amorim “ persona no grata” en el país.
Cada una de estas medidas lacera aún más las relaciones entre ambas naciones que ya atraviesa por uno de sus peores momentos. Mientra tanto, según citó O Globo, “Lula estaría decidido a iniciar un período de “profundo enfriamiento” en la relación diplomática, que acabaría con el cese del reconocimiento de Maduro como jefe de Estado desde el próximo 10 de enero, fecha en el que está previsto el inicio del próximo mandato presidencial”.