Más de 1,7 millones de hogares y negocios en el sureste de Texas se encuentran sumidos en un infierno de calor y desesperación después del paso devastador del huracán Beryl, que dejó a la región a oscuras y sin aire acondicionado.
Dos días después de que Beryl azotara la costa, con fuertes vientos y lluvias torrenciales que provocaron inundaciones y destrucción, el sufrimiento de los tejanos parece no tener fin. Mientras, las autoridades advierten que el restablecimiento total del servicio eléctrico podría tardar semanas en algunas zonas.
«Es una situación peligrosa y realmente desesperante. Hace un calor insoportable, no tenemos electricidad ni forma de refrigerarnos. Muchos no pueden salir a buscar comida o agua«, relata Robin Taylor, residente de la zona.
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Hospitales de Texas colapsan ante la demanda
Decenas de personas han tenido que ser hospitalizadas por golpes de calor y deshidratación. Incluso se han registrado dos muertes por intoxicación de monóxido de carbono, tras el uso de generadores en zonas sin ventilación. Los centros de refrigerio han abierto sus puertas a lo largo y ancho de la región, pero la demanda es abrumadora. «Los hospitales están saturados, no pueden dar de alta a pacientes a hogares sin energía», advierte el vicegobernador Dan Patrick.
Mientras tanto, CenterPoint Energy, la principal compañía de servicios públicos, trabaja contrarreloj para recuperar el suministro. Esperan restablecer la electricidad a un millón de clientes esta misma noche, pero reconocen que el proceso llevará días e incluso semanas en algunas áreas.
La situación se complica aún más por la persistente ola de calor que azota el oeste del país, con temperaturas que superan los 38°C. Expertos advierten que el cambio climático está detrás de estos fenómenos cada vez más extremos y frecuentes.