China es una las principales potencias del mundo, esa es una afirmación indiscutible. Sin embargo, su poderío económico y tecnológico no es percibido por el resto de las naciones como algo positivo. En este grupo, además de Estados Unidos, resaltan no pocos países miembros de la Unión Europea. Una situación que se vio muy bien reflejada en recientes jornadas, en medio de la visita de trabajo del mandatario chino Xi Jinping al viejo continente.
Si bien no es el único motivo, parte de las tensiones entre China y Europa han estado signadas por los supuestos lazos entre Beijing y Moscú en lo que al conflicto Ruso-Ucraniano respecta. China se ha negado a condenar “la invasión” rusa y en su lugar, ha dado pasos para impulsar la cooperación multilateral internacional con Rusia.
El propio Xi Jinping ha sido muy claro en su postura. “China no es ni el creador de la crisis, ni parte ni participante en ella. Pero tampoco somos espectadores, siempre hemos contribuido activamente a alcanzar la paz”. Así manifestó el líder de la nación asiática la pasada semana durante una conferencia de prensa conjunta con el presidente francés Emmanuel Macron en París.
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China: Catalizador de tensiones en Europa
La agenda de trabajo del presidente chino en Europa ha remarcado las diferencias de pensamiento entre las naciones del continente. Mientras que países como Hungría y Serbia abrazaron los encuentros bilaterales con China, expertos en asuntos internacionales dudan de que este actuar sea compartido por el resto de países de la Unión Europea.
Esta, la primera visita a Europa de Xi Jimping en cinco años, está siendo evaluada muy de cerca tanto por altos funcionarios de la comunidad europea. Con los resultados de este viaje de trabajo Xi Jinping no solo ha logrado afianzar tratados que beneficien el área comercial. Sino que puede contribuir a suavizar la política europea hacia China en otras áreas. Además, permite un mejor vistazo al concepto de “comunidad de futuro compartido” por el que China aboga. Una noción basada en la colaboración en torno a intereses compartidos, en lugar de enfocarse en alianzas, política interna e historial de derechos humanos.