La toma de posesión de Nicolás Maduro en Venezuela demostró -una vez más- la situación de aislamiento en que se encuentra el mandatario. Miguel Díaz-Canel y Daniel Ortega, presidentes de Cuba y Nicaragua, respectivamente, fueran los únicos jefes de estado en acudir a un acto protocolar que pareció justo lo que fue: una ceremonia militar que mantuvo en el poder al peón más conveniente.
Maduro juró el pasado viernes ante el Parlamento de su país el tercer sexenio consecutivo. No es la primera vez que llega a esas instancias en medio de polémicas. Sin embargo, nunca el fraude pareció tan evidente como ahora, cuando, además, María Corina Machado se había transformado en la política más popular de la nación.
Fue esta -eso sí- la última oportunidad para que Maduro conservara algún crédito. El camino que el mismo escogió lo ha conducido a un laberinto donde no parece haber márgenes para diálogo con la oposición. Mucho menos para que imagine su “día después», cuando pierda la posición que mantiene al viejo estilo de América Latina, de la mano de las fuerzas represivas.
Con él ha arrastrado al presidente de Cuba que, en sumisión absoluta ante el hambre de su país, no le ha quedado más remedio que agachar la cabeza. Incluso ahora, cuando el crudo venezolano no es ni la sombra de lo que fue, Díaz-Canel no puede darse el lujo, ni siquiera, de imaginar algún tipo de coherencia en su rara carrera política.
Este sábado, el expresidente de Colombia, Álvaro Uribe, planteó la posibilidad de una «intervención internacional» en Venezuela. Esta, dijo, «avalada por las Naciones Unidas, que desaloje a esos tiranos del poder y convoque de inmediato a unas elecciones libres». Si bien este tipo de escenario parece fuera de la mesa, al menos por ahora, Maduro no tardó en responder.
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Cuba, Venezuela y Nicaragua
El presidente de Venezuela avisó que se prepara, junto con Cuba y Nicaragua, para, de ser necesario, «tomar las armas». Esto, según sus palabras, con el fin de defender «el derecho a la paz, a la soberanía y los derechos históricos de nuestra patria». Además, llamó a que «nadie se equivoque» con el país suramericano. En medio de este contexto el gobierno de Cuba presentó sus habituales paños tibios, en lo que pareció una confirmación de las palabras de Maduro.
«Las irresponsables peticiones de una intervención militar internacional en Venezuela, que formulan varios actores, son un hecho grave que rechazamos y que, de avanzarse en dicha aventura, tendría consecuencias considerables e impredecibles para la paz y seguridad regionales». Así señaló el canciller cubano Bruno Rodríguez en redes sociales.
*Con información de EFE
Maduro: #Venezuela se prepara con Cuba y Nicaragua para "tomar las armas"
— DW Español (@dw_espanol) January 12, 2025
Un día después de asumir su controvertido tercer mandato, #NicolasMaduro afirmó que su país se prepara junto con #Cuba y #Nicaragua para "tomar las armas" y, de ser necesario, defender "el derecho a la… pic.twitter.com/cjXUa7kZra