Aún faltan unos días para el inicio del segundo mandato de Donald Trump como presidente de los Estados Unidos, sin embargo, ya su venidera gestión desata polémicas. No solo preocupa su tratamiento a asuntos internos y las relaciones para con países “complicados” como Cuba, Rusia y China, sino también su actuar para con el resto del orbe. De hecho el interés expresado por Trump sobre el futuro de Groenlandia ha llamado muchísimo la atención y generado, también, cierta tensión con su regente, el rey Federico X, de Dinamarca.
El pasado mes el presidente electo estadounidense expresó que «para los objetivos de seguridad nacional y libertad en todo el mundo, EE.UU. considera que la posesión y el control de Groenlandia es una necesidad absoluta». El mensaje, publicado a través de sus redes sociales no quedó sin respuesta. Por un lado el primer ministro de Groenlandia, Mute Egede, escribió “no estamos a la venta, y nunca lo estaremos. No debemos perder nuestra larga lucha por la libertad”. Mientras, la reacción más definitiva llegó de el soberano de Dinamarca y los territorios autónomos de Islas Feroe y Groenlandia.
En un movimiento que sorprendió a la comunidad internacional y sobre todo, a historiadores locales, el rey Federico X cambió el escudo de armas de la casa real danesa. Una decisión que viene a reforzar la soberanía de Dinamarca sobre este territorio. Y es que a lo largo de los años solo tres veces antes el emblema fue sujeto a cambios, la última vez en 1972. La versión actual, ofrece mayor prominencia al oso polar y el carnero, los símbolos de Groenlandia e Islas Feroe respectivamente.
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Groenlandia: en la mira del presidente Donald Trump
De acuerdo con el comunicado real, al introducir estos cambios, “el rey desea crear un escudo real contemporáneo, que refleje el Reino de Dinamarca y tenga en cuenta la historia y la tradición heráldica”. El nuevo diseño, un clara jugada de poder, comenzará a emplearse en documentos y sellos oficiales. En tanto, diversas fuentes aseguran que el soberano Federico X aumentó los gastos en defensa para Groenlandia. Mas, esta evidente declaración de inteciones ante el interés de Trump no disminuye la creciente tensión entre la isla y Copenhague.
En los últimos años Groenlandia ha abogado por su liberación de “los grilletes de la era colonial”. El primer ministro de la región ha sido muy vocal sobre su interés en la independencia de la isla, hogar de unos 57 mil habitantes. No obstante, resulta notable que no pretenden pasar de una mano a otra. Este hecho sin embargo no ha puesto freno al interés de Trump.
Durante esta semana su hijo y asesor Donald Trump Jr. visitó la isla junto a “varios representantes”. Aunque el gobierno danés aseguró que no se trató de un viaje oficial, el suceso levantó suspicacias en torno a una posible negociación encubierta. Groenlandia no solo es un importante reservorio de gas, petróleo y minerales, sino que además brinda una ruta más corta entre América del Norte y Europa. De ahí que lograr su anexión a Estados Unidos sería una gran victoria para el presidente entrante.