Con su reciente victoria electoral Donald Trump prepara un equipo de gobierno que refleja su visión de «Make America Great Again» (MAGA), prometiendo un enfoque radical en la política estadounidense. Desde su refugio en Mar-a-Lago, el presidente electo da forma a lo que podría ser la administración más conservadora de la era moderna, un movimiento que genera tanto entusiasmo como preocupación en diferentes sectores de la sociedad.
Entre los nombres que emergen, Stephen Miller, conocido por su posición antiinmigrante, podría ocupar el puesto de subsecretario general de la Casa Blanca para políticas. Según CNN, Miller ha sido un defensor acérrimo de la idea de que «Estados Unidos es para los estadounidenses», lo que sugiere un giro hacia políticas de deportación masivas. Su participación anticipada en la administración refuerza la noción de que Trump está decidido a cumplir con sus promesas.
Tom Homan, un exdirector interino de ICE, también se perfila como «zar de la frontera». Homan ha sido un crítico abierto de los gobernadores demócratas que intentan bloquear las deportaciones, advirtiendo que se «hagan a un lado». Su enfoque directo y a menudo combativo se alineará con la filosofía de Trump, que busca desmantelar las estructuras reguladoras existentes y priorizar la seguridad nacional.
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¿Qué pasará en la política exterior?
En el ámbito de la política exterior, la selección de Marco Rubio como posible secretario de Estado ha levantado cejas, dado su historial de políticas duras hacia países como China, Irán y, notablemente, Cuba. Y es que Rubio es un firme opositor a la normalización de relaciones con el gobierno cubano, una postura que coincide con la ideología de Trump y refleja un enfoque confrontativo hacia los adversarios geopolíticos de Estados Unidos.
Asimismo, Elise Stefanik, presidenta de la conferencia del Partido Republicano, podría ser embajadora ante la ONU, consolidando un equipo alineado con la visión de Trump y su enfoque de «Estados Unidos primero». Stefanik ha ganado prominencia en el partido, especialmente por su defensa inquebrantable de Trump, lo que la convierte en una elección estratégica para liderar la diplomacia estadounidense.
Estos nombramientos no solo reflejan la lealtad al presidente electo, sino también un deseo claro de desmantelar el estado regulador y priorizar los intereses estadounidenses en el escenario global.
Primeros desafíos para Donald Trump
La nueva administración parece proponer un enfoque en la seguridad nacional que promete ser drástico. Sin embargo, la implementación de estas políticas no está exenta de desafíos. La posibilidad de una campaña de deportaciones masivas ha generado críticas y preocupaciones sobre su viabilidad, mientras los grupos de derechos civiles y defensores de inmigrantes ya están preparando recursos legales para frenar cualquier intento de deportación agresiva, advirtiendo sobre las consecuencias éticas y socioeconómicas de tales acciones. Sin embargo, el compromiso de Trump y su equipo con MAGA sugiere que Trump está listo para llevar a cabo su agenda sin reparos, mientras se enfrenta a un mundo cada vez más complejo y polarizado.