Comida cubana, 5 platillos de la infancia

5 comidas cubanas que marcan la infancia de todos en la isla

Si hay algo que todos los cubanos tenemos en común, más allá de las diferencias políticas o geográficas, son los sabores que nos acompañaron en la infancia. Aquellos platos sencillos que no necesitaban lujo ni ingredientes sofisticados para quedarse grabados en la memoria. La comida cubana, recetas muchas veces improvisadas, adaptadas a lo que “aparecía” en casa, pero que sabían a familia, a barrio, a infancia en su estado más puro. Aquí te dejo cinco comidas que, seguramente, marcaron la niñez de más de un cubano.

1. Arroz con huevo frito y plátano maduro

Pocas combinaciones tan icónicas como esta. No hacía falta carne ni mucha elaboración: bastaba con un arroz blanco bien suelto, un huevo frito con puntillita y un par de tajadas de plátano maduro, ya sea frito o hervido. Era el almuerzo de emergencia, el salvavidas en tiempos de escasez, y a la vez un manjar en la mesa. Si había un poco de aceite y los ingredientes básicos, la comida estaba resuelta. Muchos crecimos sabiendo que no había nada que un huevo frito no arreglara.

Comida cubana arroz huevo platano

2. Sopa de fideos con huevo batido

La sopa de los días lluviosos o de las tardes en que mamá o la abuela querían consentirnos sin muchos recursos. Agua, fideos rotos (a veces de paquete, otras veces “inventados”) y un huevo batido que se agregaba casi al final, mientras se revolvía con cuchara de palo. Algunos le ponían un “cuadrito” o un poco de sazón de lo que hubiera. Lo mejor era el olor que invadía la casa y el vapor que salía del plato hondo mientras uno se sentaba en el taburete con la cucharita de aluminio.

3. Pan con pasta o pan con algo

En el recreo de la escuela o en la merienda de las tardes, el pan con algo era lo más esperado. Pasta de bocadito si había suerte (aquella de mortadella, huevo duro y mayonesa mezclada), o simplemente pan con aceite y sal, pan con azúcar, pan con guayaba o con lo que apareciera. Había niños que llevaban el pan envuelto en servilleta de servilleta, y otros que se lo comían de camino. Lo importante no era el relleno, era el pan. Y si estaba caliente, era una fiesta.

4. Tamal en hoja (casero o comprado)

El tamal era algo especial. Si era casero, el ritual comenzaba desde temprano: rallar el maíz, mezclar con manteca, envolver en hojas de maíz secas y cocinar. Si era comprado, se pedía en la bodega o a algún vecino que los vendía. No faltaba en cumpleaños, festividades o fines de semana en familia. Y aunque cada región tenía su estilo, con carne adentro o sin ella, el tamal formaba parte del mapa gastronómico emocional de la infancia cubana.

Comida cubana: tamal

5. Refresco instantáneo y panqué de merienda escolar

Imposible olvidar el sabor ácido del “refresco instantáneo” (que venía en sobre y había que mezclar con azúcar y agua) acompañado de un panqué o una galleta dura. Era la merienda escolar, la que nos daban a media mañana entre clases. Muchos recordamos la bolsita plástica que servía como vaso improvisado y el color fosforescente del líquido. Puede que no haya sido el más saludable, pero era parte del ritual diario, y aún hoy provoca nostalgia.

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La comida cubana de nuestra infancia no era gourmet, pero estaba llena de ingenio, afecto y resistencia. Era una cocina de sobrevivencia con sabor a ternura. Y aunque hoy vivamos lejos, o nuestras mesas estén más llenas, hay sabores que siguen latiendo en la memoria como un eco cálido del hogar.

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