El portal informativo de Zimbabue, Health Times, divulgó en días recientes una situación muy preocupante para la nación africana. Las trabajadoras sexuales afirman que han debido recurrir a métodos anticonceptivos no convencionales, debido a la escasez de condones en algunas regiones del país.
«Estamos optando por utilizar calcetines para bebés recién nacidos», aseveró Precious Musindo, fundadora de Springs of Life Zimbabwe, una organización de personas que se dedican a la prostitución. Sus palabras desmienten al Gobierno zimbabuense, que niega que existan limitaciones a nivel nacional en este sentido.
Por otro lado, en localidades como Epworth, Mutare, Masvingo, Harare y Seke se han reportado problemas con el suministro de condones. La escasez se atribuye a retrasos en la reposición de reservas en los centros de salud, acaparamiento por parte de algunas trabajadoras sexuales y una supuesta mala gestión de los suministros por parte del personal sanitario.
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Situación de las trabajadoras sexuales en Zimbabue
«Las trabajadoras sexuales también tienen dificultades para acceder a los servicios sanitarios. Dada la situación económica actual, a veces nos vamos a casa con las manos vacías», dijo Musindo. Según datos del pasado año emitidos por el Sindicato de Trabajadores Sexuales de Zimbabue (ZIMSWA, por sus siglas en inglés) alrededor de 45.000 mujeres ejercen la prostitución en el país, lo que equivale al 1,35% de la población femenina.
Al decir de El País, la ley castiga con penas de cárcel a quien regente un prostíbulo, obligue a personas a prostituirse o buscar clientes públicamente, pero la prostitución como tal no se penaliza. De igual modo, el reportaje del diario español refiere que un 57% de las mujeres que se prostituyen en Zimbabue son seropositivas en un país que tiene una de las mayores prevalencias del mundo en esta enfermedad: casi el 12% de su población vive con este virus.